El pasado 8 de abril un colectivo de jóvenes okupas de Leganés habilitaron la antigua Galería Comercial abandonada desde hace 15 años en la Calle San Nicasio, la conocida como la Zona de copas de nuestro municipio, como Local Okupa. Lo han llamado Centro Social Okupado La Gotera.
Con este comunicado se dirigieron a los vecinos de Leganés.
¿Qué empezar, hablando de sueños o de frustraciones?
Ante todo, presentarnos: somos gente cansada de ser títeres de las instituciones, personas con ánimos de crear, de usar nuestras manos, ganas y voz sin que se pierdan en el contraproducente tejido de las ayudas sociales que nos dicen qué ocio hemos de tener y por cuánto precio, quién vale para hacer qué y quién no; todo por interés económico. Pero nos negamos a eludir nuestra responsabilidad y caer en el victimismo: también somos gente con ilusiones e iniciativa, y con ellas queremos hacer ver (como en otras ocasiones se ha demostrado) que podemos gestionar nuestra diversión, nuestro ocio, nuestra lucha; nuestros sueños, tropiezos y alegrías. Y qué mejor forma de hacerlo que tomando aquello que más necesitamos y más nos niegan: un espacio.
Así, riéndonos de una ley impuesta por unxs pocxs que mucho tienen sin necesitarlo ni merecerlo, decidimos organizarnos por nuestra cuenta, por afinidad; sin siglas ni banderas, sin ningún organismo que nos subvencione por interés y que limite nuestras actividades. Y okupar.
Okupar: liberar un espacio, barrer las telarañas del abandono, del desuso y el olvido, revivir lo muerto para despertar ilusiones, pensamientos, sentimientos y cercanía entre la gente, no separarnos por ventanillas, mostradores, uniformes…que representan esta sociedad de consumo sinsentido, si no acercarnos por amor y respeto. Hacer talleres, teatros, conciertos, bibliotecas, pases de vídeo, charlas, comedores, amistades. Nos organizamos, reconstruimos un sitio y una realidad allí donde un puñado de metros cuadrados es desatendido.
Entre tanto dinero en juego por la corrupción urbanística, la voz de la okupación se pierde soportando la manipulación mediática, acusándonos de entrar arbitrariamente en la casa de cualquiera… ¡y cómo puede haber gente que todavía crea en semejantes cuentos! No seguimos las directrices de esta sociedad capitalista de «pisa al de al lado para salvarte tú»; creemos que los problemas hay que afrontarlos como toda la vida, uniéndonos contra la agresión, en éste caso a la expresión humana, al arte y a nuestros bolsillos, reduciendo nuestro trato a comprador/vendedor. La televisión selecciona quién canta bien, nos muestra humoristas que hacen los chistes por nosotrxs, viaja, llora y hasta hace el amor en nuestro lugar, dejándonos como simples maniquíes sentados en el sofá. No es ninguna casualidad que se nos criminalice, pues atacamos allí donde más duele a cualquier gobierno: que nos dé por pensar y actuar independientemente, que tengamos iniciativa propia, que seamos lo que queramos y no lo que más convenga a la rueda de consumo, a la clase empresarial, a lxs dueñxs del mundo.
«¿Pobres, pero honrados?» No, gracias; no si la honradez de lxs pobres es trabajar y agachar la cabeza, es asumir las leyes a rajatabla sin importar cuan injustas sean, no si la honradez es dejar el mundo en manos de cuatro maníacos con delirios de grandeza a los que sólo les preocupa el poder, el poder, y más poder.
De nuestro lado caminan las ilusiones y el esfuerzo; en contra soplan la ley y la autoridad. Sabemos que les parece peligroso que salgamos de nuestras casas y tomemos la rienda de nuestras vidas. Lucharemos por crear un espacio en el que tengan cabida la voz, la cultura gratuita, la autoorganización, la iniciativa de reconstruir esta sociedad caída y maltratada en manos empresariales. Nunca en vano: un desalojo, otra okupación.
Asamblea del Centro Social Okupado y Autogestionado
Ante todo, presentarnos: somos gente cansada de ser títeres de las instituciones, personas con ánimos de crear, de usar nuestras manos, ganas y voz sin que se pierdan en el contraproducente tejido de las ayudas sociales que nos dicen qué ocio hemos de tener y por cuánto precio, quién vale para hacer qué y quién no; todo por interés económico. Pero nos negamos a eludir nuestra responsabilidad y caer en el victimismo: también somos gente con ilusiones e iniciativa, y con ellas queremos hacer ver (como en otras ocasiones se ha demostrado) que podemos gestionar nuestra diversión, nuestro ocio, nuestra lucha; nuestros sueños, tropiezos y alegrías. Y qué mejor forma de hacerlo que tomando aquello que más necesitamos y más nos niegan: un espacio.
Así, riéndonos de una ley impuesta por unxs pocxs que mucho tienen sin necesitarlo ni merecerlo, decidimos organizarnos por nuestra cuenta, por afinidad; sin siglas ni banderas, sin ningún organismo que nos subvencione por interés y que limite nuestras actividades. Y okupar.
Okupar: liberar un espacio, barrer las telarañas del abandono, del desuso y el olvido, revivir lo muerto para despertar ilusiones, pensamientos, sentimientos y cercanía entre la gente, no separarnos por ventanillas, mostradores, uniformes…que representan esta sociedad de consumo sinsentido, si no acercarnos por amor y respeto. Hacer talleres, teatros, conciertos, bibliotecas, pases de vídeo, charlas, comedores, amistades. Nos organizamos, reconstruimos un sitio y una realidad allí donde un puñado de metros cuadrados es desatendido.
Entre tanto dinero en juego por la corrupción urbanística, la voz de la okupación se pierde soportando la manipulación mediática, acusándonos de entrar arbitrariamente en la casa de cualquiera… ¡y cómo puede haber gente que todavía crea en semejantes cuentos! No seguimos las directrices de esta sociedad capitalista de «pisa al de al lado para salvarte tú»; creemos que los problemas hay que afrontarlos como toda la vida, uniéndonos contra la agresión, en éste caso a la expresión humana, al arte y a nuestros bolsillos, reduciendo nuestro trato a comprador/vendedor. La televisión selecciona quién canta bien, nos muestra humoristas que hacen los chistes por nosotrxs, viaja, llora y hasta hace el amor en nuestro lugar, dejándonos como simples maniquíes sentados en el sofá. No es ninguna casualidad que se nos criminalice, pues atacamos allí donde más duele a cualquier gobierno: que nos dé por pensar y actuar independientemente, que tengamos iniciativa propia, que seamos lo que queramos y no lo que más convenga a la rueda de consumo, a la clase empresarial, a lxs dueñxs del mundo.
«¿Pobres, pero honrados?» No, gracias; no si la honradez de lxs pobres es trabajar y agachar la cabeza, es asumir las leyes a rajatabla sin importar cuan injustas sean, no si la honradez es dejar el mundo en manos de cuatro maníacos con delirios de grandeza a los que sólo les preocupa el poder, el poder, y más poder.
De nuestro lado caminan las ilusiones y el esfuerzo; en contra soplan la ley y la autoridad. Sabemos que les parece peligroso que salgamos de nuestras casas y tomemos la rienda de nuestras vidas. Lucharemos por crear un espacio en el que tengan cabida la voz, la cultura gratuita, la autoorganización, la iniciativa de reconstruir esta sociedad caída y maltratada en manos empresariales. Nunca en vano: un desalojo, otra okupación.
Asamblea del Centro Social Okupado y Autogestionado
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